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Como viene sucediendo desde 1980, el régimen nacionalista catalán celebrará una de esas mentiras al servicio de la construcción de la “nación catalana” ajena y enfrentada a la nación española.

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La tradicional celebración en septiembre de la Diada catalana en Barcelona siempre termina con un pasacalle por la Ronda de San Pedro y la ofrenda de una corona a la estatua del conseller Rafael Casanova al que agasajan como el “gran héroe” de aquellas jornadas de 1714 .

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Con el monumento al conseller, obra escultórica de finales del siglo XIX, los catalanes se preocuparon muy mucho de que Casanova apareciera herido y moribundo abrazando su bandera. Pero… la bandera que aparece en los brazos del conseller Casanova no es la cuatribarrada sino la bandera de Santa Eulalia.

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La bandera de Santa Eulalia siempre ha sido la bandera de los condes barceloneses desde que el conde Ramón Berenguer III la colocó en la torre más alta del Castillo de Foix que él conquistó en el siglo XII.

La bandera fue extendiendo su simbolismo en las esferas civil y militar hasta llegar a expresar el poder del “principat” de ahí su solemne ceremonial y su acompañamiento por los “Consellers”. Era custodiada en el salón de sesiones de los “Trentenari”, dependiente del Consejo de Ciento, mientra que no se encuentra ninguna bandera de cuatro barras protegida de similar manera en ninguna dependencia autónoma catalana durante la época foral.

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Enseña del rey de Aragón:

 

 

Bandera históricamente ligada a la Corona de Aragón.

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Testimonio de D. Vicente Giner Boira, Presidente del Tribunal de las Aguas que fue testigo en 1976 de la humillante petición de Jordi Pujol al recién estrenado rey Juan Carlos I de un Real Decreto para que los catalanes pudieran usar legalmente la cuatribarrada:

Casanova no luchó por la cuatribarrada.

(11 de Septiembre de 1983):

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“En el año 1976, en que, muerto Franco, los catalanes, aprisa y corriendo, se fueron a Madrid y, sorprendiendo la buena fe del Rey, poco menos que le sacaron un real decreto en que aparece que la bandera de Cataluña, (y por supuesto solo a partir de entonces), es la cuatribarrada. Sin más derecho para ello que el de apropiación indebida, expolio o usurpación, (lo que el pueblo llama “robo”), de su bandera al Reino de Aragón, cuyo emblema histórico durante ocho siglos sí que fue, ha sido y es “la siempre gloriosa señera real de las cuatro barras de Aragón de los insignes monarcas de la casa real y nobilísima estirpe del mismo nombre y reino.”

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